domingo, 18 de julio de 2010

Angustia

En una de esas agradables y cuestionadoras charlas vía messenger con Yamily, debido a un comentario que apareció en un post de su blog, mencionamos la palabra angustia. Sin dilación, y aún siendo una palabra tan "frecuente" (o, tal vez, por eso mismo), dirigime a buscar su origen y encontré:

 La palabra latina angustiae, empleada así en plural, designa a los desfiladeros si estamos en tierra, a los estrechos o pasos difíciles por su angostura si estamos en el mar. (referencia)
Por lo que la sensación1 de poder caer hacia el vacío, se convirtió en angustia.

Pero la angustia como significado va más allá (o tal vez no).

Difiere del miedo, pues éste es debido a un peligro en concreto, y tiene que ver con el daño que lo exterior nos puede causar; la angustia, en cambio, no es por  algún motivo externo en concreto, es el miedo a nuestras decisiones, de las consecuencias de nuestras decisiones. Es la sensación de vertigo al descubrir nuestra libertad.

Y no hablo de esa "libertad" que nos venden en todas partes, sino a nuestra "innata" capacidad de "poder" elegir, de darnos cuenta que somos es el único responsable de  nuestras acciones y elecciones, una de las tantas "razones" que nos diferencia de los demás seres vivos de este planeta.

Entonces, como dice Yamily:
Es la angustia la inquieta musa. Y hay que saber qué hacer con ella. Si la musa es ciega e irreconocible te puede llevar al borde del precipicio más pavoroso y mantenerte allí, caminando al filo2.
Y yo diría que vivir es esencialmente eso, caminar al filo; entre lo certero y lo incierto, entre lo lógico y lo absurdo, entre todo lo contradictorio que nuestra "naturaleza" desarrolla.

Pero como en todos los tiempos, lo último que queremos es una vida "difícil", el hombre huye de su libertad, busca tal vez lo "homogéneo" que le brinda esta sociedad, lo "seguro".

Esto queda aquí por hoy, mucho desvarío.


1 Hace algún tiempo, no sé si en una película, serie, o novela literaria, leí o escuche que el hombre teme al vacío, no por el miedo de caerse, sino por las ganas de lanzarse hacia él.
2 Demasiado "filo", desfiladero, filo, (¿filosofía? Sé que no tiene nada que ver)


martes, 6 de julio de 2010

Sobre la libertad

  -¿Recuerdas haber escrito en tu Diario: «la libertad es poder decir que dos y dos son cuatro»?
     -Sí, dijo Winston.
     Obrien levantó la mano izquierda escondiendo el pulgar.
     -¿Cuántos dedos hay aquí, Winston?
     -Cuatro.
     -¿Y si el Partido dice que no son cuatro, sino cinco? entonces... ¿cuántos hay?
     -¡Cuatro!- la palabra terminó con un espasmo de dolor. Obrien había apretado la palanca de la máquina del dolor y la aguja de la esfera había subido a cincuenta y cinco.
      -¿Cuántos dedos, Winston?
      -Cuatro.
      La aguja subió a sesenta.
      -¿Cuántos dedos, Winston?
      -Cuatro, cuatro, ¡cinco! ¡lo que quieras!
      -Tardas mucho en aprender, Winston, dijo Obrien con suavidad...

1984 (George Orwell)